Tras el verano, surgen muchas creencias sobre cómo regenerar la piel correctamente. Repasamos 7 mitos junto a la Dra. Elena Caride, experta en Medicina Estética & Antiaging.
Los meses de verano son especialmente exigentes para nuestra piel debido a la exposición prolongada al sol, pero también a factores como el cloro de las piscinas, la sal del mar, el aire acondicionado. Si sumamos una rutina de cuidado menos constante, nos encontramos ante un desgaste que puede acelerar el proceso de envejecimiento cutáneo.
La Dra Elena Caride, experta en Medicina Estética & Antiaging, destaca cómo superados los días de verano son muchos los pacientes que acuden a las consultas y que ponen de manifiesto algunos de los mitos y creencias sobre cómo regenerar esa piel correctamente. “Aunque muchas de estas creencias y hábitos están muy extendidos, no todos son efectivos ni verdaderos. De hecho, incluirlos en nuestra rutina puede llegar a generar complicaciones tanto para nuestra salud como para la de nuestra piel.”, explica la Dra. Caride.
Entre los 7 mitos más sonados destacamos:
Mito 1: “Con hidratar la piel es suficiente para recuperarla tras el verano”
FALSO. La hidratación es uno de los pasos de rutina facial más importantes en casi todos los tipos de piel, pero no lo es todo. Normalmente la piel necesitará una combinación de exfoliación suave y antioxidantes (como la vitamina C). En algunos casos la aplicación de productos tópicos no será suficiente, y tendremos que recurrir a tratamientos regeneradores que ayudan a reparar el daño solar acumulado como, por ejemplo, las infiltraciones de ácido hialurónico no reticulado o tratamientos no invasivos que nos ayuden a mejorar la flacidez facial como un HIFU Liftera, o lo que es lo mismo, un lifting no quirúrgico de última generación.
Mito 2: “Si no me quemé, mi piel no está dañada”
FALSO. Aunque no se presentan quemaduras visibles, la radiación ultravioleta puede causar daño celular invisible que se acumula con el tiempo. El daño solar es acumulativo y silencioso. Es por ello que recuperar adecuadamente la piel tras el verano es un proceso fundamental si queremos mejorar nuestro proceso de envejecimiento facial.
Mito 3: “Los tratamientos intensivos deben esperar al otoño”
DEPENDE. Es cierto que existen algunos tratamientos médico estéticos que deben esperar al otoño como láser o peelings químicos profundos. Sin embargo existen otras opciones de tratamiento que forman parte de la belleza silenciosa aptos todo el tipo del año como el HIFU y la radiofrecuencia facial.
Mito 4: “si dejo de tomar el sol, las manchas desaparecerán solas”
FALSO. Las manchas solares o el melasma, no desaparecen por sí solas al dejar de exponerse. Se requieren de tratamientos específicos como despigmentantes tópicos, peelings suaves o luz pulsada, siempre bajo supervisión médica.
Mito 5: “Lo que como en verano no afecta a la salud de mi piel”
FALSO. La alimentación veraniega —más rica en azúcares, alcohol y grasas— acelera la oxidación celular, un proceso que daña el colágeno y la elastina, responsables de la firmeza y elasticidad de la piel. Además, los picos de glucosa favorecen la glicación, una reacción que endurece y debilita las fibras de soporte cutáneo, lo que contribuye a la flacidez y al envejecimiento prematuro. De ahí que tratamientos que buscan mejorar la flacidez facial sean ideales después del verano.
Mito 6: “La flacidez solo se corrige con cirugía”
FALSO. Si bien los casos más avanzados pueden requerir intervención médica, existen múltiples opciones no invasivas para prevenir y tratar la flacidez tras el verano: desde radiofrecuencia, radiofrecuencia fraccionada y ultrasonidos micro focalizados hasta activos reafirmantes como el DMAE, péptidos, silicio orgánico o la vitamina C.
Mito 7: “Los cuidados post verano son iguales para todos”
FALSO. Es importante saber que la piel tiene necesidades distintas. Factores como la edad, el fototipo, la existencia de patologías previas (acné, rosácea, melasma), los hábitos y el estilo de vida o el nivel de daño solar influyen en el tipo de rutina y tratamientos adecuados para cada persona. Es por ello que resulta fundamental consultar a un experto que nos ayude a orientar nuestras necesidades de recuperación antes de optar por cualquier tratamiento.